Están repletos de beneficios por su gran cantidad de proteínas vegetales.
Los guisantes y las zanahorias son muy buenos para dárselos a los bebés en las papillas, ya que contienen grandes cantidades de vitamina A y zinc que nos ayudan en la función de defensa del organismo y curación de heridas y crecimiento infantil.
Son muy buenos para el nerviosismo y para los músculos.
Se pueden comprar tanto frescos como congelados e incluso consumirse crudos, aunque congelados mantienen la mayor parte de sus nutrientes.
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